MotoGP™
Mugello estaba de fiesta. Mugello era una marea amarilla. En Mugello había 100.000 espectadores que “saludaron” al piloto #46, cuando las cámaras de TV mostraron el box de Yamaha, previo a la salida de las MotoGP a la grilla. Un vínculo entrañable.
Un canto: “Vale, Vale”. Una ovación. Una bengala amarilla que teñía el aire símbolo ancestral de la presencia de The Doctor, casi como un estandarte de guerra en flotación aérea. Largaba desde la pole, construida con heroicidad y sorpresa, como tributo a su público. En la primera curva perdió la punta. Sin embargo, la multitud se paró, aplaudió y tronó, cuando en tres oportunidades, en plena recta Valentino superaba a Jorge Lorenzo, para luego ceder. El piloto de 37 años estaba vivo, dándole pelea, amenazándolo y siguiéndolo de cerca –ocho giros a menos de 0.140-, hasta que en la novena vuelta de un total de 23, el motor dijo basta. El motor, la moto, no el piloto. Deserción prematura por fuerza mayor. En ese momento, la historia del motociclismo de velocidad relatará que, Mugello enmudeció, cuando apareció el maldito humo blanco de la M1 #46. Y voz de alarma para Yamaha, porque este domingo en el warm up también ocurrió algo con un motor de la Yamaha #99.
Valentino Rossi no pudo terminar su GP N°276 en MotoGP™. Iba –posiblemente- por su victoria 88 en la categoría reina, por un podio con Lorenzo y Márquez –rivales con los que no habrá reconciliación-. Iba por devolverle al público italiano todo su cariño. Los rossistas, los camisetas amarillas, no se resignaron porque marcharon como en procesión religiosa hasta el podio con un cántico repetitivo: “Vale, Vale”. A pesar de dos deserciones en carrera –Austin y Mugello- Valentino logró mantener su tercer puesto en el Campeonato con 78 puntos. Valentía que buscaba más.
MARIO DIEZ / Distribución en Argentina Prensa Dorna Sports SL
MARIO DIEZ / Distribución en Argentina Prensa Dorna Sports SL