Teuvo Lansivouri y Jarno Saarinen además de ser finlandeses tenían otras cosas en común, eran amigos inseparables, ambos eran campeones nacionales de motociclismo sobre hielo y ambos tenían padres directores de pompas fúnebres.
Viajaban siempre juntos y comenzaron su paso por el motociclismo de velocidad militando en la escudería Arwidson, que eran los importadores oficiales de Yamaha en Finlandia.
Teuvo hizo su debut en 1968 en el campeonato mundial de velocidad con una Montesa de 125 cc y Jarno dos años después en 1970. La primera victoria de Teuvo en un mundial sería en Jarama en 1971 en la categoría de 350 cc, como si el destino lo marcara, aquel mismo día su gran amigo Jarno también conseguía su primera victoria en un mundial en la categoría de 250 cc.
Jarno Saarinen termina el año 1972 como campeón mundial de 250 cc. Como el desempeño de ambos era muy bueno en 1973 Jarno y Teuvo ya pertenecían a las filas del equipo oficial Yamaha.
Pero el 20 de Mayo de 1973 Jarno Saarinen y Renzo Pasolini mueren en el circuito de Monza.Teuvo, desconsolado piensa en retirarse pero la presión del equipo oficial Yamaha lo mantiene en el mundial, logrando, pese a su duelo, los sub campeonatos de 250 cc y 350 cc de 1973.
En 1974 Teuvo termina tercero en el campeonato de 500 cc, en 1975 pasa a las filas del equipo oficial Suzuki y termina cuarto en el campeonato de 500 cc y en 1976 vuelve a tener un sub campeonato en 500 cc.
Se dice que nunca pudo olvidar a su querido amigo Jarno y las temporadas de 1977 y 1978 lo vieron deslucido manejando máquinas privadas obteniendo el noveno y octavo puesto en los campeonatos de esos años respectivamente.
Su retiro se produjo en 1978, aunque Teuvo Lansivouri jamás entró en la categoría de campeón del mundo como su malogrado amigo Jarno Saarinen, es imposible pensar en uno sin hacerlo también en el otro y en aquel estilo de pilotaje que ambos trajeron al mundo de los grandes premios mundiales de velocidad.
Porque antes de la llegada de estos dos finlandeses al mundo de los grandes premios de motociclismo, nadie, pero nadie, había rozado con las rodillas contra el asfalto en las curvas.
Mario Cannas